La crisis poselectoral de Venezuela se desborda cada vez más en el debate político de Colombia. El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, rechazó este sábado el plan esbozado por el presidente Gustavo Petro, que incluye una repetición electoral como último paso de una salida negociada para resolver el conflicto. “Ya se expresó la voluntad popular, ahí no hay lugar a decir que hay nuevas elecciones, ya hubo elecciones y ganó la voluntad de cambio”, ha dicho Galán sobre el país vecino al acompañar a los manifestantes venezolanos en la capital colombiana, con lo que se posiciona nítidamente como un contrapeso a la idea del mandatario. Las concentraciones, que tuvieron lugar en cientos de ciudades de Venezuela y el exterior, buscaban reivindicar el triunfo de Edmundo González en los comicios del 28 de julio, como reflejan las copias de las actas electorales que la oposición ha podido recolectar.
“Lo que nos corresponde a todos es defender esa voluntad de cambio que se expresó en las urnas”, declaró Galán, que asumió la Alcaldía el pasado 1 de enero, sin mencionar por nombre propio al presidente Petro. “Bogotá es la casa de más un millón de venezolanos, los respetamos, los queremos, estamos trabajando para que se integren muy bien, pero tenemos que hoy levantar la voz para pedir que por ningún motivo Colombia calle ante la violación de derechos humanos que está ocurriendo en Venezuela y que por ningún motivo vaya a ser cómplice de un fraude electoral”, enfatizó. Casi ocho millones de venezolanos han huido de su país en sucesivas oleadas, empujados por la crisis política, social y económica de los últimos años. En Colombia, con distancia el principal país de acogida de la diáspora, residen casi tres millones, cerca de 600.000 de ellos en Bogotá, según las cifras oficiales, aunque muchos expertos advierten que esos números se quedan cortos.
Casi al mismo tiempo, en Caracas, a casi 1.400 kilómetros de distancia, la líder opositora María Corina Machado calificaba como “la gesta cívica más grande de la historia de Venezuela” la recolección en condiciones muy adversas de más del 80% de las actas electorales, que demuestran la victoria de la oposición con el 67% de los votos. Esos números contradicen el relato del Consejo Nacional Electoral (CNE), que dio la victoria a Maduro sin mostrar ninguna evidencia creíble. “Tenemos que estar muy orgullosos. Nunca antes una sociedad se había rebelado tanto y había logrado desnudar al tirano”, proclamó Machado al reiterar su llamado para que el mundo reconozca que el presidente electo de Venezuela es Edmundo González.
Como en los demás puntos de encuentro, desde Caracas hasta Madrid, en Bogotá los manifestantes entonaron a todo pulmón el ‘Gloria al bravo pueblo’, el himno nacional de Venezuela. Más de mil personas, a la espera de la estimación oficial, acudieron desde las 11.00 de la mañana a la convocatoria en la plaza de Lourdes, entre banderas y gritos de ‘libertad’. “No hay vuelta atrás porque todo el mundo lo sabe”, rezaba uno de los carteles de los manifestantes. “¿Por qué me movilicé y nos concentramos en todo el mundo? Porque los venezolanos no aguantamos más y necesitamos demostrar que no es una lucha de una sola persona. El exilio no es un destino turístico”, relataba una de las venezolanas en la concentración, que no se atreve a dar su nombre por el temor a que la represión del régimen provoque represalias a su familia en Venezuela.
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“Petro / escucha / y únete a la lucha”, fue otro de los cánticos que entonó la multitud reunida en Bogotá, dirigido al presidente colombiano, quien junto al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el mexicano Andrés Manuel López Obrador ha intentado un esfuerzo de mediación. Los tres mandatarios de izquierda han evitado reconocer el supuesto triunfo de Maduro sin quemar los puentes con el chavismo, mientras que Estados Unidos, la Unión Europea y una veintena de países rechazaron la víspera en un comunicado conjunto la represión de las protestas en Venezuela y pidieron la verificación independiente de los resultados –como lo han hecho también Colombia, Brasil y México, pese a que no suscribieron ese documento–. La diplomacia colombiana hace malabares en medio de una avalancha de críticas internas por no condenar con contundencia al heredero de Hugo Chávez y su deriva autoritaria.
El jueves, tanto Petro como Lula deslizaron públicamente a Maduro, atrincherado en proclamarse ganador de las presidenciales sin mostrar las actas, la posibilidad de un Gobierno de coalición transitorio y nuevas elecciones con garantías como salida a la crisis. El presidente de Colombia incluso enumeró una serie de pasos en los que incluyó el levantamiento de todas las sanciones contra Venezuela, una amnistía general nacional e internacional, garantías totales a la acción política, un Gobierno de cohabitación transitorio y “nuevas elecciones libres”. Esa es precisamente la idea que ha rechazado Galán, que ocupa el segundo cargo de elección popular más importante de Colombia, arropado por los manifestantes, y que la propia oposición venezolana también ha descartado de plano.
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