La autora es gineco-obstetra. Reside en Santo Domingo Este
- Por ———– ————
- Fecha: 17/04/2024
-
Comparte:
POR NARCIZA DOMINGUEZ
En mis años de estudiante, recibiendo clases de ética médica y de atención médico paciente, conocí el término “síndrome de la bata blanca”, refiriéndose a la aprehensión que sienten muchas personas ante el médico, tal que le hace olvidar parte de sus síntomas, lo que incidía en retardo o no identificación adecuada de su patología.
Ya ‘in situ’, al practicar la medicina, me decidí a ser un médico ‘accesible’, por lo que implementé no utilizar batas en el consultorio, charlar y explicar al paciente su problemas; y todo iba muy bien hasta que me he encontrado con el síndrome contrario: “esa no parece medico” o con la frase (después de responder a la sugerencia de usar bata) “ ahora si parece una doctora” y el negársele ciertos privilegios y atenciones destinadas a los médicos ‘de verdad’.
He podido ver y aprender por cuenta propia, de que en nuestra idiosincrasia las personas ven al medico con dignidad y respeto si este mantiene un lazo casi exclusivo profesional y distante; mientras que al abogado u otra profesión se les paga por cada trabajo realizado, el médico ‘bueno’ debe acceder a atender los pacientes en pasillos, calles, colmados, salones y, casi de milagro, no en el baño.
También es frecuente el exigir o esperar medicina a la carta:
– yo vine a que me indique una sonografía.
Con el auge de los seguros y el expendio de medicina:
– yo quiero un antigripal. (vitaminas, etc.) Y por supuesto el berrinche de uno no acceder o explicarle el procedimiento.
– Dime ¿qué te sientes?.
¡Ah! y esto doctores con aura de inmortalidad, no tienen necesidades humanas, y por esto al entrar al centro de salud, no te permiten entrar al consultorio, guardar la cartera y entrar a tu santuario para repartir recetas, perdón, salud; y claro, tampoco tienes necesidades físicas porque eso te quita tu aura celestial.
Me he esforzado por realizar una medicina humanitaria, con calidad y calidez (aunque suene a cliché), sin embargo, esto no es apreciado por los comensales, quienes solo quieren lo que están pidiendo y no lo que necesitan.
No entenderán el ataque a los derechos del paciente, privacidad, ética; ni a los derechos humanos de los médicos, quien te pide que le veas un análisis o te consulta en el banco, al pagar las facturas, o en el secador de al lado; y por supuesto, como no uso bata, a mi consultorio, nunca me traerán café.
narcizadominguez@gmail.com
jpm-am
Comments